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domingo, 22 de mayo de 2011

De los alter egos, las vidas paralelas y la Fe


Antes de comenzar esta entrada siento la necesidad de aclarar varios puntos:

  • Me confieso católica de bautismo y pensante practicante.
  • No he hecho la comunión, la confirmación, no me confieso y no voy a misa.
  • No me adhiero a ninguna otra iglesia, creencia, religión o práctica.
  • No soy atea.
  • No creo que todas las personas que practican alguna religión hagan lo que describiré a continuación, aunque muchas veces parezcan generalizaciones sé que hay excepciones y conozco a muchos que son parte de dichas excepciones.
Habiendo aclarado esos puntos… comienzo:

Como persona ajena a cualquier práctica religiosa he notado, al menos en algunos de los católicos que me rodean varias cosas que me llaman la atención negativamente y que, más allá de los intentos de muchos de ellos por enrolarme en sus filas de practicantes, me hacen girar el rostro y emprender la huída a toda velocidad. He aquí varios de esos aspectos y las interrogantes que me generan:
    
  • Los alter egos: muchas personas religiosas (no equipararé el término a espirituales porque profesar una religión es muy diferente a ser espiritual, se puede ser las dos cosas al mismo tiempo y se puede ser una o la otra) tienen un alter ego. Uno es el que entra en la iglesia, se entrega al culto, entiende los sermones del padre y se da la paz con el que está sentado a su lado y otra muy diferente es la que día a día comparte con sus familiares y amigos. Los mandamientos, las enseñanzas de Cristo y de los sermones tienen la propiedad de activar el alter ego de esta persona que, lamentablemente no puede soportar el día a día mundano, los golpes de la vida y se transforma en la persona común y silvestre que dice cosas que ameritan más de 20 Aves Marías. 
  • Vidas paralelas: estas personas tienen una capacidad asombrosa para olvidar lo que han hecho, su pasado y sí, por qué no decirlo en un lenguaje que conozcan, los pecados que han cometido. Lo de “quién esté libre de pecados que lance la primera piedra” al parecer lo entienden de manera literal y como no lanzan piedras sienten que no han hecho nada.
  • Desconocimiento a veces total: pareciera que para algunos Fe es sinónimo de desconocimiento, desconocen la historia de su propia Iglesia, las lecturas básicas (la Biblia) y la manera que deben leerla, así como el significado de los sacramentos que practican. No tienen ni idea de quienes son los “dirigentes” de la Iglesia y poco saben de los estudios y de la vida de los Papas, Cardenales y afines. Les otorgan algo tan preciado como la Fe a una institución que a fin de cuentas no conocen.  
  • El dedo acusador: tienen una capacidad asombrosa de usar su dedo índice, a veces creo que de manera involuntaria. Son Jueces de Paz (aunque a veces parecen de Guerra) de manera vitalicia.
  • El asistir a misa como manera de expiar sus culpas: pareciera que creyeran que dedicar un par de horas los domingos es más que suficiente para borrar del “Libro de Vida” lo que han hecho el resto de la semana. El día a día se borra de un plumazo con una repetición (sin internalización y aprehensión) de lo que dijo Jesús (de acuerdo a lo que escribieron los Apóstoles) o algún párrafo del viejo testamento…la verdad dudo que Caronte o Hades estén de acuerdo con eso...


A pesar de todo lo anterior, no puedo negar mi matriz epistemológica y mis circunstancias, creo en Dios y este Dios en ciertos aspectos se parece al Dios descrito en el Nuevo Testamento. No creo en la evangelización (eso de tratar de llamar a otros a la fe) y creo que cada quién escogerá el camino que debe seguir dependiendo de su estado de consciencia, de sus necesidades y de su libre albedrío. Sin embargo, creo que mientras tanto me mantendré en este lado de la acera esperando que un autobús me convenza a subir, leeré de las rutas que me parezcan más interesantes, indagaré para no perder el viaje y creo que si los autobuses siguen pasando abarrotados de gente que actúa como acabo de describir, preferiré quedarme en la parada con un libro que me entretenga en la mano.

Mi consigna para este Primero de Mayo

El primero de mayo celebramos el día del trabajador. Más allá de las reivindicaciones salariales, de las banderas sindicalistas y de las consignas que tradicionalmente vemos en las calles por estos días ese día recordé todas las historias y cuentos que mis amigos y conocido me han hecho llegar en los últimos meses sobre sus lugares de trabajo.


Por increíble que parezca mis amigos no se alegran si no tienen nada que hacer en su oficina, buscan siempre algo que hacer, desarrollan nuevas ideas, investigan y hacen propuestas, a tal punto que a algunos de ellos los han acusado de ser “tiKi titiki” (insistentes)  con sus ideas.

Mis amigos suelen ser de esos trabajadores que cuando llegan a un nuevo trabajo empiezan a tener sugerencias y críticas constructivas y exponen nuevas maneras de proceder en diferentes situaciones.

Me alegra saber que la mayoría de mis amigos valoran su trabajo, tanto que están dispuestos a sacrificar horas de ocio (a veces no remuneradas) por obtener los resultados en el tiempo deseado y que se ponen en los zapatos de la empresa en donde trabajan lejos de ser los típicos trabajadores que intentan exprimir a la compañía y sacarle todo lo que puedan.

Paradójicamente en estas últimas semanas me he enterado que los jefes de mis amigos recompensan a las rémoras de sus organizaciones sin razón lógica alguna, me he enterado que lejos de promover la iniciativa individual y el pensamiento crítico menosprecian sus opiniones…


Tengo también amigos a los cuales les obligan a marchar contraviniendo no solo artículos constitucionales sino también la misma Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano al no permitirles disentir y a tomar un evento político-partidista como parte de sus funciones laborales. 

El primero de mayo me fue imposible no pensar en mis amigos, en esos verdaderos trabajadores que merecen mejores jefes, jefes que les escuchen, que los entrenen verdaderamente, que les den una remuneración adecuada con su esfuerzo, que promuevan conductas ejemplares  y que entiendan que en algunas ocasiones los trabajadores son sus aliados y no sus enemigos, jefes que calculen los aumentos en base a la misma inflación que toman en cuenta al pedir el presupuesto a las casas matrices o al hacer los reportes.

Mi pancarta y mis consignas este primero de Mayo serán por la libertad de pensamiento en los lugares de trabajo y en contra de la inversión de valores que, como señala Ruth Capriles en su libro “El Libro Rojo del Resentimiento”, ha alcanzado a las empresas e instituciones públicas y que ahora siento que va a por las empresas privadas.