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domingo, 29 de septiembre de 2013

The Caracas’ Challenge- South




Tengo un par de meses que estoy caraqueño-temática, me ha dado por comprar libros sobre Caracas, escuchar música de bandas venezolanas y encontrar nuevos rincones de mi terruño. Estando en esa búsqueda me encontré este libro: Caracas a Pie. 

El libro es una suerte "Campaña Admirable" que sus autores han propuesto a través de una columna homónima en El Nacional que pretende que el ciudadano conquiste (a patica) la calle.

Yo, que pienso que soy tan caraqueña como el Ávila,  me quedé pasmada por el montón de lugares desconocidos, las calles que no he caminado y las estatuas que ignoraba que existieran. De ahí nació la idea de adoptar, sin cuestionar (de si la zona es linda o fea), la propuesta de los autores  e irme con mi camarita compacta y con los amigos que se empataran en el plan, a conocer-turistear-retomar nuestras calles. 

Empezaré con el Sur de la Ciudad, uniendo varias rutas (los autores usan 26 rutas).  

Ruta 1: Bello Monte desde las Residencias Altolar hasta Plaza Venezuela. Pasando por Colinas de Bello Monte,Plaza Abraham Lincoln, Av Casanova.

Ruta 2: Poliedro de Caracas- Veredas de Coche. Longaray- CC El Valle. Parque Italo Americano- Bimbolandia. Los Símbolos- Plaza Venezuela.

Ruta 3: Nueva Granada- Los Símbolos. Las Acacias.

Ruta 4: El Cementerio- Av. Nva. Granada. Av. Victoria- Av. Roosevelt.

Ruta 5: Cumbres de Curumo.

Ruta 6: Santa Fé Las Mercedes- Av. Principal de Las Mercedes. Paris- New York- Madrid.

Ruta 7: Santa Mónica-Los Chaguaramos. Los Chaguaramos- Bello Monte. Colinas de Bello Monte-Chacaíto.

Ruta 8: Santa Sofía- El Cafetal. Parque Raúl Leoni- Parque La Democracia.

Ruta 9: Los Ruices Sur- Cubo Negro. Cubo Negro- Av. Francisco de Miranda.

Ruta 10: El Hatillo (La Lagunita- El Calvario).


Ruta 11: Caricuao desde el Zoológico al Hospital Materno Infantil. 

Ruta 12: La Trinidad. Empezando en La Plaza El Estudiate y terminando en la Heladería Copa Crema.

Ruta 13: El Paraiso- San Martín. Empezando en el Parque Zoológico El Pinar y terminando en la Estación de Metro de Artigas.  


¿Quién se anota?

sábado, 28 de septiembre de 2013

Vivimos para servir

Esta semana tuve la fortuna de asistir a un curso de Calidad de Servicio en la Universidad Corporativa de la empresa en la que trabajo. El curso, dicho sea de paso, fue dictado por una tipaza fogueada en mercadeo, marketing relacional y con un CV que apabulla a cualquiera. 

En las horas que dura el curso esta  maravillosa mujer nos dejó un montón de enseñanzas, reflexiones, cuestionamientos de nuestra manera de hacer las cosas y muchísimos conocimientos; de todo lo que nos dejó voy a rescatar algo que nos dijo, algo tan obvio y tan fundamental que a veces se nos escapa y que resumió en una frase “Sirvo (de servir, ser de utilidad) si sirvo (de servir, servicio)”.


Y es que todos en nuestros roles, por pequeña o grande que sea nuestra parcela de poder estamos allí para servir. Analizando la información primaria dada por los asistentes, coordinando para que todos los elementos necesarios para el éxito de la operación se den, gerenciando los recursos estratégicos de la empresa (recursos humanos, de capital, etc.) para lograr las metas propuestas o invirtiendo el dinero necesario para mejorar continuamente y de manera sostenida en el tiempo. 



Sin la vocación de servicio el poder se vuelve un fin en sí mismo en la organización y lleva a aquel que lo detenta a actuar de manera contraproducente para los fines colectivos, malgastando y depreciando recursos que bien podrían ser invertidos en aras de construir mejores resultados y empresas más sólidas.

Es esa vocación de servicio la que nos hace reconocer nuestros errores con humildad y comprometernos con encontrar la solución satisfactoria para ese cliente que vemos (en mi caso mis clientes internos) y por aquel que no conocemos (en mi caso ese que está allá en cualquier tienda del Grupo y que será el cliente final).

Tener vocación de servicio no es contestar el teléfono diciendo “a la orden”, tener vocación de servicio es entender que el rol que desempeñamos tiene una sola razón de ser: el cliente, y que por él debemos mejorar nuestros procesos, ser más rápidos, ser puntuales, escoger los mejores productos, pensar en qué le gusta y en qué le gustará aunque no lo sepa, escoger a las mejores personas para que nos acompañen en el viaje, premiarlas y tratarlas bien, empoderarlas.

Es difícil tener vocación de servicio, sobre todo cuando el entorno te golpea a mansalva, sin embargo qué rico es que cuando te preguntan “¿qué has hecho tú para ser único en la mente de tu cliente hoy?” sin mucho esfuerzo recuerdas los “muchas gracias”, los “acudí a ti porque sabía que resolverías” y los rostros de confianza de tus clientes.

Así que gracias Pily por darle nombre a ese fresquito que me invade cuando alguien me dá las gracias y cuando sé que soy útil, se llama servir y… ¡me encanta!

domingo, 15 de septiembre de 2013

El Complot Mongol



En noviembre del año pasado, estando en México, decidí comprar algunos libros “fundamentales” de autores mexicanos contemporáneos


Fui a la Cafebrería El Péndulo de la Zona Rosa y allí le dije al chico que me atendió que quería leer autores mexicanos contemporáneos y le listé un par de libros que me gustan para que entendiera más o menos mis temas o tipos de libros predilectos. Para mi sorpresa este chico escogió un buen par de libros, uno de ellos es este.


El Complot Mongol es un ícono en la literatura mexicana, específicamente en el género llamado “novela negra” y es la obra más conocida de su autor, Rafael Bernal,  quién además fue guionista para la televisión y el cine, poeta, historiador, publicista y diplomático. 


La novela trata sobre la investigación que le es encargada a un detective de la Policía Nacional que, con anterioridad, había servido a las fuerzas revolucionarias. Para que se hagan una idea de cómo es el carácter de este detective, es un pistolero que página a página va mostrando la complejidad de su ser y de sus sentimientos. 


Esta investigación busca desentrañar un atentado contra el presidente de los Estados Unidos durante su visita a México. La información fue filtrada por la KGB y, por ser el presidente de los EEUU, también interviene el FBI. 


Un poco de amor hay en la novela, porque a este detective no solo le salen al paso intrigas inesperadas, sino un pseudo romance también. 


Bien escrita, tragi-cómica, con su dosis de suspenso y violencia y ambientada en el DF. 

El final es impredecible y esconde una crítica al sistema político aplicable a cualquier país. 

En youtube está colgada la película de la novela (1977), no la he visto, pero se las dejo aquí por sia... 

Pd: Debería agradecerle al joven de la Cafebrería en mi próxima visita ^_^